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La cosecha del hongo; El legado de un pueblo Otomí.

La cosecha del hongo;  El legado de un pueblo Otomí.

Ye, la lluvia para los ñatho pueblo otomí. llega con el verano a la zona alta del Estado de México. Y con la ye, crecen las calabazas y sus flores. En las milpas las plantas de maíz aceleran su crecimiento para ofrecer el elote esperado. En la tradición otomí se visita la milpa no solo para darle mantenimiento también se le hacen ofrendas con flores y plegarias para agradecerle por todo lo dado. La juaji, terreno de cultivo de los ñatho, se compone de frijol, los surcos son sembrados con haba. Sin embargo, una parte importante del sistema alimenticio del pueblo ñatho, son las plantas silvestres comestibles. Los hongos en esta época del año proliferan sin intervención humana y son fuente de alimento sustentable y básica de estos pueblos. Esta es una de las razones principales que los encargados de trabajar y cuidar la milpa evitan utilizar productos agroquímicos para no contaminar los frutos sembrados pero principalmente a los que no son sembrados.

—Mientras llueva seguiremos comiendo hongos. Con estas palabras nos servían un guiso de tres variedades de hongos frescos que fueran recolectados durante nuestra visita. En la comunidad indígena ñatho de Huitzizilapan, ubicada en los altos de Lerma Estado de México. Recorrimos con ellos el xante, el bosque Otomí, estas montañas reciben los beneficios de la ye. La filtración de agua nutre los mantos acuíferos, a los riachuelos y espejos de agua que crecen como los hongos durante esta época. Con la humedad, el xante otomí se llena de un aire puro y saludable. Esta área natural es considerada sagrada por la comunidad ñatho.

Nzoni: es la palabra que las comunidades otomís de Temoaya utilizan para nombrar al hongo en términos generales. Cada variedad tiene su propio nombre y su peculiar forma de ser preparados con alto grado culinario o de manera tradicional. La temporada de la lluvias es la temporada de los hongos. Muchas familias se dan a la tarea de subir a los montes y bosques para recolectar las diferentes variedades. Es decir se van a honguear como ellos dicen. Hay un conocimiento milenario que los acompaña en estas caminatas. Este es el legado de sus abuelas y abuelos de cómo debe ser rastreado, tratado y cocinado cada hongo. Esta experiencia que a pasado de generación en generación les permite distinguir entre los hongos que son comestibles de aquellos que son tóxicos y presentan un peligro a su salud. Por ejemplo nos comentaron volteando uno — Mira éste, está bueno porque se lo están comiendo los gusanos, si no, no se lo comerían, ellos sabrían que es dañino. Después de llenar sus cubetas o morrales, los hongos que son apropiados para su consumo forman parte de trueques entre familias o se ponen a la venta en su comunidad.

Cada año durante el periodo de Junio a principios de Septiembre es cuando las familias ñatho realizan estos recorridos en busca de los miembros del reino fungi. En algunas ocasiones invitan a personas a conocer la belleza en las entrañas del bosque y mostrárles el misterio de sus habitantes. La maestra Felicitas Bermúdez, catedrática de idioma otomí en la Alianza Francesa de Toluca de Lerdo, es una de las personas oriundas de Temoaya que constantemente realiza estas caminatas con el fin de contextualizar a sus alumnos. De esta manera ayuda a fomentar la importancia de preservar la cultura ñatho y explicar de manera directa la misma importancia sobre la defensa del medioambiente. Actualmente se han incrementado proyectos a gran escala en esta zona. Como concesionarias habitacionales, proyectos carreteros, minería, entre otros. Cabe mencionar muchos de estos proyectos carecen de una legalidad propia y son apoyados por intereses económicos que no incluyen a la población nativa. En este proceso apoyado por el estado Mexicano, se a despojado de su territorio comunal a personas que han vivido por generaciones en estas tierras.

México esta considerado como uno de los siete países con mayor biodiversidad en América. Según el Instituto de recursos mundiales y el IUCN International Union for Conservation of Nature. México es el segundo a nivel mundial en ecosistemas se cree que posee de 10–12 por ciento de la biodiversidad mundial. Tiene el primer lugar en biodiversidad de reptiles con 733 especies conocidas, el segundo en mamíferos con 448 especies, el cuarto en anfibios con 290 especies, y en cuarto en flora, Se calcula que posee 26 000 diferentes especies. El reino fungi aun es un misterio para nosotros. Entre las miles de variedades de hongos. en territorio mexicano alrededor de 200 de estas son comestibles y dependen de las temporadas de lluvia. Estas variedades representan el sustento alimenticio y económico para ciertas comunidades durante esta época del año. En comparación a otros años se a detectado una disminución en su producción. Esto se sintetiza en una de las consignas para defender los hongos mexicanos. Entre otras amenazas están los agrotoxicos que se desplazan de los cultivos a la flora silvestre y mantos acuíferos. Según el ultimo boletín del CUNI (Centro de Información de las Naciones Unidas publicado en 2014) Entre 2008 y 2012 hubo un incremento del 11% en la contaminación de los recursos hídricos, del 3.3% en la contaminación ambiental y del 10% en los recursos forestales del territorio mexicano. Y por supuesto rechazo total a la infraestructura a gran escala tanto ilegal como la que carece de visión social y planeación urbana dentro del territorio Otomí. Recodemos que este mismo boletín coloca a México como el décimo tercer país que más gases de efecto invernadero emite.

Gracias a los pueblos originarios como los otomís. Biólogos, campesinos, y todos aquellos que se encuentran asentados cerca de los bosques es por quienes tenemos el privilegio de conocer estas variedades de hongos y ocasionalmente llevarlos a nuestro paladar. Ellos nos muestran la riqueza de la naturaleza y nos enseñan a vivir de ella de forma sustentable. Ademas de ser quienes a través de su ejemplo nos advierten de los peligros de la turbulencia de la modernidad desenfrenada.

Investigación y video Abraham Avila
Edición Alejandro IV Barragan